Calle Real, 64/66

CARACTERÍSTICAS ARQUITECTÓNICAS: En la fachada principal se sigue un eje central de simetría en las dos casas, aunque se aprecian diferencias entre ellas.

En la casa número 64, sobre la puerta principal, hay una galería de madera separada de los dos balcones laterales. En la casa número 66, encima de la puerta, hay un balcón adosado a dos galerías de madera.

Otro elemento diferenciador está en la cubierta inferior. Mientras que en el número 66 no hay acceso a la rue Real, en el número 64 tiene una terraza con barandilla de hierro forjado y plafón con remates de madera.

La fachada posterior (rue da Lúa) es diferente en las dos casas, pareciendo más sencilla la número 64 que la 66. En la primera no hay galerías y el elemento más destacado es el balcón central. El número 66 tiene, en el primer piso, un balcón central unido a dos galerías laterales. Las dos casas terminan con pasarelas de madera en la cubierta inferior.

En las dos casas se pueden apreciar materiales propios de la arquitectura modernista: galerías de madera con vidrieras de colores y cerámica, así como la aplicación de hierro forjado. Este último material, decorado con motivos geométricos y vegetales, conforma también los balcones y los antepechos de las ventanas y plafones.

HISTORIA: Las dos casas se construyeron en la finca que ocupaba la primitiva casa familiar, propiedad de José Ramón Ramos, padre de Sara y Josefa (y otros dos hermanos varones). En la planta baja de esta primitiva casa se encontraba la ferretería «La Llave» (regentada por los hijos y nietos de Josefa en otro local hasta hace unos años) y en la primera planta había existido anteriormente un salón de baile.

Sara y Josefa heredan esta casa y, junto con sus maridos, Emilio Fernández y Arturo Fuentes, que habían emigrado a Cuba, deciden dividir la propiedad y construir cada uno una casa.

La primera casa que se construyó fue la de Sara, la número 66, porque Josefa, junto con su marido Arturo Fuentes y su hijo Arturo, permanecieron en La Habana hasta principios de la década de 1930 y, cuando regresaron definitivamente, vivieron una temporada en Ferrol hasta la casa. se terminó y regresaron definitivamente a Ares, decidiendo recuperar el negocio de ferretería que había existido en la casa original, ya en otra ubicación (Avda Saavedra Meneses), añadiendo luego el negocio de estanco cedido por un familiar tras su jubilación.

Pero para saber más tendrás que escuchar la audioguía que puedes encontrar aquí:

Uno de Santiago, uno de Mugardos y uno de Lugo, pasean por Ares. ¿Qué nos pueden decir que no sepamos?