Las obras recuperaron el estado original de la cubierta del monasterio anterior a la reforma militar y supusieron la disposición de una superficie de 162 metros cuadrados.
Más de lo previsto en el proyecto inicial, durante la actuación se encontraron elementos con valor patrimonial: letrinas originales, un horno junto a la cambota y las viejas cañerías de las cisternas.
La Concejalía de Urbanismo que preside Olimpia Marcos acaba de informar del final de las obras que se estaban acometiendo en la cocina del Monasterio de Santa Catalina; una intervención que reparó su cubierta, solucionando así las filtraciones de agua existentes y permitiendo que la cubierta volviera a su estado original.
Las obras que acaban de finalizar suponen también una clara mejora en cuanto a la estabilidad y dignificación del patrimonio arquitectónico del monasterio, dejando atrás las precarias condiciones en las que se mantenía la infraestructura, que incluían partes oxidadas, filtraciones o grandes derrumbes.
Además de la disposición en la cubierta de las cocinas, que mantiene la tipología de dos cuerpos de los muros existentes, se ha restaurado la campana de la chimenea del salón principal; el saneamiento de la parte exterior del muro se realizó mediante un desagüe que recoge el agua de escorrentía; Se repararon ventanas, puertas y fallas en la fachada del inmueble y se eliminó el muro que dividía en dos la sala principal.
LETRINA Y HORNO ORIGINALES, DESCUBIERTOS DURANTE LA OBRA
La rehabilitación acometida durante estos meses no sólo supuso acometer una mejora fundamental para el cenobio aresano, sino que supuso la aparición de varios elementos de interés histórico dentro del Monasterio: en concreto, unas originales letrinas y un horno junto a la cambota. Además, con el levantamiento del pavimento de hormigón, también se ubicó en la parte superior la antigua tubería de agua de las cisternas.
Sin embargo, la aparición de estos elementos anteriormente nombrados supuso un incremento de la inversión de la obra, inicialmente presupuestada en 131.000 euros asumida entre el Ayuntamiento y la Diputación Foral de A Coruña, pero que posteriormente se incrementó en unos 35.000 euros con cargo a fondos municipales.
Finalmente, también se recuperó parte del pavimento original de la zona de estar y parte del comedor, que ahora incluye una meseta elevada y una rampa para mejorar la accesibilidad en el espacio. En el resto del suelo se instaló hormigón pulido.
Olimpia Marcos, concejala de Urbanismo, aprovechó la finalización de la obra para destacar que “esta intervención se suma a los esfuerzos y obras que lleva a cabo el Ayuntamiento con el mismo objetivo de rehabilitación, como es el caso del actual Cabido de Montefaro, la reparación de una de las fachadas del Monasterio o la constante renovación de vidrieras mediante talleres de empleo”.
Asimismo, Olimpia Marcos contextualizó la intervención como “continuación de la línea de trabajo que se está realizando en la zona, todo ello centrado en el cuidado de nuestro patrimonio histórico y cultural, en línea con el Plan Especial de Protección de Montefaro y Punta Coitelada» del Ayuntamiento de Ares.